lunes, 31 de marzo de 2014

Partida

Se nos va marzo. Aprovechemos Abril, para que después no andemos diciendo, como Sabina, - "¿Quién me ha robado el mes de abril?"-.

Abril; en Buenos Aires, septiembre.

domingo, 30 de marzo de 2014

Los niños de la lotería




Tomaré prestadas unas palabras. No son mías. Son de la prensa.

Y compartiré con mi amiga la peregrina catalana esta noche, a la distancia, un vino Reserva que tengo guardado para momentos especiales.
- ¡Los han liberado!.
No se trata de creer que nos tocará la lotería, ni en los milagros. Muchas personas nunca dejamos de creer en ellos.
- Están vivos, los han liberado. ¡Bendito sea Dios!

Edificar



A veces escucho a un chico que viene a contarme que "no la comprende". Que le ha venido demostrando, por activa y por pasiva, muestras de cariño, respeto, afecto, comprensión. Y que ella le dice que sí lo nota, pero ... no termina de dar "el" paso.

Creo que en menor o mayor medida, después de haber vivido experiencias y haber "fracasado" como lo denominan algunas personas, quienes estamos en temas de amor en el "mercado de segunda mano" como yo lo denominé hace años, tenemos miedos. Llamémoslo miedo, falta de confianza, temor a la pérdida de la independencia, a recibir menos de lo que creemos que damos; y muchas variantes más. Es verdad. 

Pero no por eso yo, personalmente, creo que cuando alguien en alguna circunstancia se acerca a tu vida y te hacer sentir algo, a pesar del pasado, deberíamos dejar de apostar. Hay apuestas al pleno, o a los pares. También a los impares,
Dos años o dos años y medio de "relación" para mí no es una "apuesta perdedora" si se siguen viendo; pero no son mis sentimientos ni mis sensaciones.
Mi reflexión es que "el tiempo pasa". Corre y "vuela como el Metro de Madrid".
Yo no soy "nadie" para ponerme en los zapatos de otro hombre ni de otra mujer. Sólo puedo escuchar a quien se arrima a mi fogón, y se "confiesa". No puedo decirle que con diez besos apasionados, cinco boleros y "hacer el amor" una vez como broche final todo ese revoltijo de las sensaciones de ella se convertirá en un "Así sea" para él.

- A veces escucho en la radio que dicen que "el amor" de la vida pasa una vez. O dos. Nomás.
El otro día alguien compartió unas palabras que valen por mil millones de imágenes. Por ejemplo de las que todos compartimos con alguien alguna vez, guardamos en nuestra memoria pero a pesar de todo esa persona ya no permanece a nuestro lado. La imagen del Face decía: " Si esperas encontrar al amor de tu vida, déjalo ya. Porque el amor no se busca ni se encuentra. Se construye".

¡A la merd! ...  Otra falacia tirada por tierra. "El amor no se busca, se encuentra"
¡Deleteado!

De cine




Anoche tuve la oportunidad de asistir al pre-estreno de la última película del Festival de Cine de Málaga. No estaba nominada a votación; de hecho se proyectó posteriormente al cierre.

La película es buena. Muy buena. Podemos ver las críticas en los periódicos de hoy, domingo. Día de descanso. Como mi religión no me prohíbe actividad - como el Sabat para los judíos -y dado que no podría estar siquiera un día sin escribir, tengo algo que contarles.
No quiero mencionar nada sobre la película, excepto en términos generales: me impactó en positivo. Sin embargo, quiero compartir aquí unas palabras que anoche, previamente a la proyección de la película, mencionó Emilio Aragón, el director.
Comentó que era la tercera proyección en estreno. Una en una ciudad estadounidense, la segunda en México y el cierre lo hacía "en casa", en España. En este festival de cine.
Dijo que su padre - QEPD - le decía siempre que "el día que cuando se subiera a un escenario o estuviera rodando no sintiera nervios, gusanillos o mariposas en el estómago mejor que se dedicara a otra cosa".
- Estaba nervios - confesó-.

Empezó la proyección.
Al final todos le homenajeamos con aplausos. De pie. Creo que es el mejor reconocimiento que tienen los artistas. La sala estaba enmudecida.
Aunque yo salí hablando del "Teatro Cervantes" de Málaga cuando llegué a casa y puse la cabeza en la almohada pensé que: "Eso de tirar la toalla en ese preciso momento en el que ya no vibramos con lo que hacemos, deberíamos aplicárnoslo todos. Tomar consciencia y tener el valor para afrontar el cambio.".
-" ¿Cómo están ustedes?"-.
- Feliz Domingo para todos -.

sábado, 29 de marzo de 2014

Madrugar

"Al que madruga, Dios le ayuda".

Anoche decidí poner el despertador para un día sábado. Planifiqué, antes de entregarme a los brazos de Morfeo, muchas actividades domésticas dentro y fuera de casa. Estaba previsto lluvia. - Sí, en la Costa del Sol-. Y" el hombre del tiempo", o la mujer, acertaron.

Me desperté antes de que sonara el despertador. Levanté la persiana de la ventana de mi cuarto, y volví a acurrucarme a la cama. Posicionada sobre mi lado izquierdo del cuerpo, solté el pie de mi acelerador para contemplar la lluvia. Uno de los pocos placeres que cuando me permito me sacian cuerpo y alma. Me quedé un buen rato. Se me sumó mi mascota, Saquetín. Diez minutos después me posicioné al revés. Donde siempre va mi cabeza en la almohada, los pies. Y viceversa. Las vistas eran mejores. 

El agua caía, y caía. Yo miraba, miraba. Calladita y extasiada. Contemplaba la vida. La fuerza de la naturaleza.

De pronto un trueno me sobresaltó, me giré y encontré a la altura de mis ojos, los de color verde de mi madre. Y me transporté de escenario.
Recordé las lluvias copiosas de cuando éramos niños, mi madre haciendo los quehaceres de la casa, muy ocupada siempre para atender a su marido, tres hijos y el perro de turno que siempre convivió con nosotros. 
Ella nos llamaba: - Chicos, chicos a la ventana del living- . Nosotros corríamos emocionados porque eran esos días en los que veíamos correr el agua por los bordillos de la calzada de nuestra calle, desde nuestro gran ventanal, en primera fila. Y caían granizos.

Yo sé que no fue la fotografía de mi madre en mi cuarto la que me llevó a la casa de prácticamente toda mi vida en Buenos Aires.
Dicen que "tiempos pasados siempre fueron mejores". Yo agradezco mi infancia feliz. Con mis padres, abuelos paternos, tías y tíos, primos. Y mis dos hermanos del alma.

Después de ducharme y cepillarme los dientes, bajé de la habitación a la planta baja. A ponerme un café en la cocina, la lavadora y peinarme los pelos de Mafalda. E inevitablemente me conecté a Spotify.

Cierren los ojos y tarareen por favor. Sentirán el mismo placer que yo cuando escucho esta canción, que le pasé en los genes a mi hija.
"Esta tarde vi llover, vi gente correr, y no estabas tú.
La otra tarde vi brillar un lucero azul, y no estabas tú.
La otra tarde vi que un ave, enamorada, daba besos a su amor ilusionada; y  no estabas tú. El otoño vi llegar, al mar oí cantar y no estabas tú ...
Yo no sé cuánto me quieres, si me extrañas o me engañas. Sólo sé que vi llover, vi gente correr ... y no estabas tú" (*)


N del A: (*) Boleros eran los de antes. Los de bailar "pegados" es bailar. Estos párrafos son de José Luis Manzanero.

viernes, 28 de marzo de 2014

Viernes

Hoy es viernes, y eso de por sí produce "felicidad".
Vuela el olor de las endorfinas por doquier. Escuchamos otros tonos de voz en las personas, desde los empleados de mi gasolinera del barrio hasta los pasillos de mi trabajo.
Hay sonrisas, se escapa alguna carcajada. Y me gustan esas sensaciones.

Hoy además ¡es viernes! en los corazones de muchas personas. Padres que se re-encuentran con sus hij@s; hijos felices por esos sucesos. Madres que disfrutan, alternamente de sus polluelos o retoños, cada quince días: el merecido descanso para compartir con los hijos algo más que la rutina de la semana.

Hoy una amiga se re-encuentra con sus hijos en casa. Por motivos especiales que no vienen a cuento, y que por respeto no mencionaré.  Y con su esposo.

- Cuál es el Plan para el finde? - pregunté por whatsapp hace dos noches.  Cansada yo, al final del día y sin pensar demasiado en lo que tecleaba por el whatsapp.
- El plan es "estar juntos" - respondió.

A ellos va dedicado, junto a todo el cariño que les tengo este post.
Feliz fin de semana a los cuatro mosqueteros de la casa AMAR. 
- Los quiero mucho-. -Más que la trucha al trucho-.

Buen finde a tod@s queridos amigos, familares, lectores. En todas las coordenadas.

jueves, 27 de marzo de 2014

Hecho histórico


Esta mañana tuvimos un reunión larga y productiva. Tomé muchas notas en "mi cuaderno verde".

Sucedió algo que no recordaba hacía años. Acabé con la tinta de mi boli BIC que llevo usando desde hace meses. Me regalaron uno blanco y rojo con marca registrada "Coca Cola".
Seguí tomando notas pero ... una BIC es una BIC.

Quedará en mi caja de recuerdos, donde conservo "determinadas cosas".
Con la DYMO le puse una pegatina con la fecha.
Sí, otras de mis neuras. Etiquetar todo con la DYMO. I love it.

miércoles, 26 de marzo de 2014

Max o menos

Hoy vine acompañada por él. Conducía y conducía los extensos kilómetros que separan mi casa - Bienvenidos a Siberia en esta temporada - hasta mi escritorio, previa parada en la máquina Vending.
No me percaté hasta pasados unos cuantos kilómetros. Pero no se me separaba. Fue mi lazarillo hasta que yo me desvié en la salida 187.


Recordé tiempos pasados, que se dice que "siempre suelen ser mejores"; y cuando teníamos en los asientos de atrás posabandejas, enganche para las latas de Coca cola o Fanta; en las puertas traseras huecos para guardar juguetes, Cleanex y agua mineral.

Me dio un poco de nostalgia. Sinceramente, mucha.
Pero recordé el día 09.10.2010. Ese día volvimos a nacer juntas las dos, saliendo a pie de él, mudas del impacto emocional y con las botas teñidas de color anaranjado albero. Esquivando empapadas los olivos, mientras llovía a cántaros.

El coche se desguazó. Los recuerdos de momentos vividos siguen ahí.
Echo de menos la tecnología; aunque tiene pocas diferencias con mi coche actual de la misma marca. Pero tengo la enorme satisfacción de que a veces, con las manos al volante de otras personas; con sus vidas y sus historias cual mochilas sobre sus espaldas; algún hermano gemelo decide acompañarme.

Mi C-Max se llamaba: "9330 DWT". 
Unforgetable ... en muchos sentidos.

"A menudo ...

los hijos se nos parecen ..."

No me refiero a las semejanzas o diferencias físicas. Sino a esas cosas que nos hacen sentir que son parte de nosotros, que aún cuelgan de nuestro cordón umbilical.



La manía de quitar las pegatinas de los cristales, ventanillas, metacrilatos, porta-retratos nuevos con el precio adherido. ¡Ay!


La de cortar las etiquetas de las prendas nuevas inmediatamente compradas, al llegar a casa; antes de que nos de la alergia mental, previa al roce que no queremos ni mencionar, el desagrado que nos produce al contacto con nuestra piel: las etiquetas de las camisas, los vestidos, los pantalones. ¡Todas fuera por favor!

La de necesitar, de noche, una pequeña linterna para abrir la puerta exterior de casa. La de esconder la llave en ese sitio que las dos sabemos, porque el despiste también viajó en los genes. O en comernos las uñas ...
Olvidarnos cosas por doquier, por eso el mismo remedio de identificar con boli BIC - ¡otra coincidencia más! - los monederos y abrigos que vamos sembrando por ahí. Ella en los muchos patios del cole; yo en las dos cafeterías de mi lugar de trabajo.

- ¿Qué más da si tiene los ojos míos pero la mirada de él?
La genética habla de "otras cosas". Y como le enseñamos de muy chiquitita: 
- Yo me llamo así, y tengo un poquitito de papá y otro tanto de mamá-.
Ella es única entre todas las especies de las especies que engendramos su padre y yo. Ella es "mía", y "suya". Es "nuestra". Pero ella es de la Vida.

Siete

Es el número favorito de mi niña. 




Y dicen que existen unos cuantos seres humanos similares a nosotros en esa proporción.También dicen que ocho es el factor que nos relaciona a unos con otros.

Siete: Es el número primo que me distancia de algunas de mis amigas, lejanas. En Buenos Aires o en Madrid. Pero me sorprenden, de vez en cuando sus rostros,  o gestos, en otras personas que me cruzo por las calles o en los aparcamientos subterráneos que frecuento.


El fin de semana pasado encontré los preciosos ojos verde agua de una de mis primas argentinas en una de las cafeterías de mi barrio. Ella no bebe café, tampoco infusiones. Pero yo me quedé con las ganas de invitarla a sentarse; y pedirle que me hablara de nuestras cosas compartidas. Cuando reaccioné me preguntaban con insistencia desde la barra qué iba a beber; decidí un café con leche desnatada y pedí la prensa.

- ¿Quieren que les cuente un chiste? -. Una de mis siete es Natalia Verbeke. ¡Sí!, la de la televisión y los medios; la de las películas como "El hijo de la novia" o la serie "Doctor Mateo".


- No, no es un chiste-. Pero yo siempre menciono lo mismo: - ¡Ya me gustaría a mí! -.

martes, 25 de marzo de 2014

Debo hacerlo

Debo hablar de "él". No me queda otra opción más que hacerlo.

Tengo la suerte de tener una amiga diseñadora de ropa interior. Estoy suscrita a sus boletines on-line, los recibo, cotilleo "las nuevas tendencias" y le compro. Diseña con estilo, elegancia y unas pócimas de picardía. Son perfectos.

En algunas ocasiones he tenido la oportunidad de ser aventajada a otras de sus amigas,  y quedarme con piezas del muestrario. Intactas para mí. Y de repente se amplió la colección de mis prendas "underwears".




Le soy fiel. Me acostumbré a consultar sus colecciones de temporada, a pedir mirando desde mi propio monitor a solas, y al capricho de recibir donde quiero y en la franja horaria seleccionada mi pedido. Es parte de los secretos de las mujeres. Comprar para las ocasiones, y sin demasiadas pérdidas de tiempo.

Pero hay algo de lo que debo hablar. Porque hasta pasados mis cuarenta años nunca lo había confesado con ninguna amiga mujer. Ni siquiera con mi madre.

Ahora, cuando voy conociendo nuevas amigas, de mis amigas; o cosechas propias cuando hay confianza les pregunto sin más que curiosidad: - Una pregunta de mujer a mujer, ¿vale?: - ¿Tú te cambias el sujetador todos los días? -.
Al principio pensé que era casualidad. Y seguí formulando la misma pregunta. 
Pasado el tiempo, me impresiona la colección de la misma respuesta.
He llegado a la conclusión de que entre mis manías, además de la de gastar en prendas íntimas, está la de cambiar cada día de mi vida también el sujetador.
- Lo siento, chicas-. -¡Tenía que decirlo!-.

Las cosas por su nombre

y las personas también. Pero según el contexto.


Hace dos mañanas mi hija me sorprendió camino del colegio, en el auto.
Como cada mañana, la misma rutina; y en el coche la llamada a su padre. Al cortar la llamada, parece ser, excepcionalmente él no la despidió con un "Adiós reina", "mi amor", "princesa" o algunos de esos calificativos especiales con que los hombres, padres, dedican a sus "hijas reinas". Y ella lo notó.

Cuando cortó y percibí su silencio, la miré por el espejo retrovisor y le pregunté: - ¿Pasa algo? -
Respondió: - Sí, me siento rara. 
- Por? - añadí. 
- Porque cuando papá o tú me llamáis por mi nombre, excepto cuando me pedís que os acerque algo, o me regañáis, me siento rara. Y en esos momentos pienso: "Es verdad, yo me llamo así pero ... no me gusta nada".

Esta mañana la despedí diciéndole: "Que tengas un buen día, mi amor".
Fue inconsciente. Como siempre. 

No sólo me di cuenta de que no hay que perder "las buenas costumbres con los hij@s". Sino que a partir de ahora trataré de hacer consciente llamarle por su nombre para las pequeñas regañinas o enfados con mayúsculas. ¡Sí, señor! Para que lo note.


Once mil kilómetros

"Los aviones no pueden volar pero ellos no lo saben, no lo saben" (*).
Así dice una canción que me gusta mucho. Me sitúa personalmente en la frontera entre lo posible e imposible. Y también en el " Im possible."
Como dice Sabina´. "Yo me bajo en Atocha, yo me quedo en Madrid".  Aunque yo haya llegado a esa ciudad, para quedarme, en avión.
De ahora en adelante el Aeropuerto de Madrid Barajas tiene nombre y apellido: "Barajas Adolfo Suárez".


N del A: Once mil kilómetros separan a Buenos Aires de Madrid. Mis coordenadas predilectas de la vida, en dos continentes.

(*) La canción es de Amaral.

lunes, 24 de marzo de 2014

Empieza la semana




Anoche tuve un sueño. Recordarlo mientras conduzco de camino al trabajo – bendita soy por tener uno, ¡Gracias! – me dibuja una sonrisa de oreja a oreja.
Te lo voy a contar: "Salíamos del trabajo, exhaustos, con dolor de cabeza, malhumor y la vista cansada. Un grupo de varios, no recuerdo quiénes; sólo a quién me pusieron de acompañante, pero eso es lo de menos y no viene a cuento.
Había sido un día “jodío” como dicen en Andalucía, pero de pronto nos decían: “ Por aquí, por aquí,con precaución y en filas de dos en dos”. Sonaba como las voces de los guías en las casetas de madera, cuando te subes a la telesilla. Hacíamos lo que nos decían, en masa, sin siquiera detenernos a pensar. Y entre un porcentaje de torpeza y otro de adrenalina mientras íbamos ascendiendo físicamente también lo hacían por el cuerpo “las mariposas” … Y remontábamos y seguíamos remontando, alto, bien arriba. 
Yo quería cerrar los ojos, para no marearme, y "dejarme llevar" para relajarme porque el día había sido duro y las instrucciones recibidas imprevistas; pero de pronto un luminoso arcoiris brillaba tanto que parecía empapado por la lluvia y se desplegaba ante mí como un pavo real te exhibe orgulloso todos sus colores. Wow, ¡qué sensación!. Permanecí con los ojos abiertos como platos.; pero me sacó del éxtasis el sonido del despertador.
Recordé el sueño de camino al trabajo porque en el cielo había una estela de un avión, larga, muy larga y con forma de elipse ascendiendo.

Fue imposible no empezar la mañana "de lunes" sonriendo, saludando al personal con ganas, entrando a la cafetería con tacones, después de ascender las escaleras de acceso, con dolor de espalda – esas caídas en la nieve aún le siguen pasando factura a mis dos hernias discales –. Lo recordé una vez más mientras pedía un café para llevarme al puesto de trabajo, con un poquito de leche apenas, dos de sacarina y de temperatura “medio tibio, medio caliente”.
Caprichos de la chica. Uno entre tantos otros …
Lo bueno es que para los que me conocen ya no tengo que mencionarlos.

domingo, 23 de marzo de 2014


Domingo

No sabía qué "postear"
Es domingo, día de descanso.

Hoy una gran persona se fue a descansar. Arriba. Bien arriba. Como un globo que se nos escapa de la mano, le miramos pero él asciende hasta que le perdemos de vista.

Le recuerdo, le deseo Paz. Y le cito así: 

" La vida siempre te da dos opciones: la cómoda y la difícil. Cuando dudes, elige siempre la difícil porque así siempre estarás seguro de que no ha sido la comodidad la que ha elegido por ti". 

Adolfo Suárez. 

La historia que no se contó. (J.F.Fuentes).

sábado, 22 de marzo de 2014

Analogías


- ¿Qué le dice la cucharilla al azúcar?
Te espero en el café.



Este es uno de los chistes malos, y más usuales entre amigos argentinos cuando nos citamos en alguna cafetería para contarnos cosas, y alargamos la velada para no despedirnos jamás. Viviendo actualmente en coordenadas tan lejanas, cuando sucede, esos momentos tienden a exprimirse tanto como a prolongarse.

Hace unas cuantas noches, antes de empezar la primera dieta del año que combinaré con spinning – hay tiempo aún para exhibir el bikini -, mientras ordenaba una pizza Ortolana (*) en el ¡Mamma Mía! de mi barrio para llevar a casa, me asaltaron algunos fashbacks. 
Encontré una analogía perfecta a la de la cucharilla y el café, mientras esperaba para abonar mi cena. Estaba de pie detrás del mostrador mientras me emitían el ticket; frente a mí lucían ante mis ojos, en el segundo nivel de las baldas de la bebida con alcohol, a la izquierda una botella de Beefeater, a la derecha una de Cutty Sark. Erguidas como dos estatuillas de los Oscar.

Segundos después me entregaron el pedido, me despedí del restaurante mientras mi rictus me sonreía. 
Al salir a la terraza y ver desplegadas las sillas de madera con sus sombrillas recogidas, recordé un domingo hace tiempo y pensé: - ¿Por qué, no? Uno se puede encontrar en cualquier lugar, sin que importen demasiado las coordenadas. Lo que cuenta son las ganas de tomarse juntos un gin tonic, con Schweepes por favor; y un Cutty Sark con Cola.
Tal vez, quizás, el día menos inesperado. No será por los kilómetros que nos separan y nos unen en la vida.


 N del A: (*) Vegetariana, en italiano.

viernes, 21 de marzo de 2014

Insignia


Ella me contó que cuando le conoció él conducía un Opel. Color azul. No era este modelo - Insignia-, sino uno de los que se fabricaron apenas unidades limitadas. Muy bien equipado y a un precio razonable, perfecto para trasladar a una familia que tal vez pensaba que crecería un poco más.

Ella tiene otro modelo, de otra marca. Pero reúne las condiciones perfectas para desplazarse, ahora, con quienes quedaron como unidad familiar después de ... esas cosas que nos suceden a las parejas. Tuvo otro vehículo antes, que se enterró junto con otras de sus metas personales. (En muchos aspectos nuestras experiencias son vidas paralelas).


Ella no tiene idea qué recordará él de los momentos compartidos. Ella recuerda que él le enseñó, entre algunas otras cosas, a no llevar objetos sueltos en el habitáculo del turismo, por precaución. Cuando debe desplazarlos, si no le caben todos en el maletero, los asegura con los cinturones de seguridad ; se volvió un poco más cuidadosa. 

Curiosamente ella y yo tenemos la misma marca de coche, aunque ni el modelo ni el color coinciden. Cuando gracias al mando a distancia del llavero de mi Fiesta puedo localizar a mi bólido, recuerdo que ella me habló de que para él también era peligroso el tan largo alcance de las luces de su coche que le indicaban: " Nena, estoy aquí", ante posibles robos. 

Cuando busco mi coche en los aparcamientos subterráneos, en esas ocasiones en las que no apunté en mi mano - con mi bolígrafo BIC azul - los números o letra de la plaza y el subsuelo, me sonrío. Le doy las gracias a la Ford, a los ingenieros industriales y así como quien no quiere la cosa pienso en los "detalles" con los que los hombres intentan cuidar a "sus" féminas. Y en las diferencias entre Marte y Venus, porque nosotras tenemos otro tipo de "detalles".

Algunos hombres pasan y no dejan recuerdos, dejan improntas. Pequeñas insignias.

Yo lo sigo haciendo, dejando que mi coche me encuentre a mí. 
- ¿Despistada, yo?-.- ¡Qué va!-.

Viernes



Serrat dice "Abril; en Buenos Aires, Septiembre".



Hoy florece en los calendarios la primavera.
En "mi Buenos Aires querido" empieza el otoño.


Me gustaría poder ser liviana y dejarme llevar como las hojas amarronadas que deben flotar de acera a acera en la calle "Pacheco de Melo". O verlas danzar asomándome desde el balcón francés del Nº 1.946, Piso 1º Puerta "A".

Oportunidades

"Segundas vueltas nunca fueron buenas", dicen.

Pero yo hace años que no aplico a raja tabla casi nada.


Mi hija cree que los peluches tienen vida, que si los tapamos o se quedan atrapados en algún rincón se pueden ahogar; y esto es anterior a estrenarse ella en "Toy Story" en las versiones varias. Yo creo que los calcetines hacen vida de parejas. Van de dos en dos por la vida. En nuestra casa a veces tienen crisis. Suele suceder cuando entran a la lavadora. Entran juntos, eso creo yo, pero ... de tanto en tanto desaparece uno de los dos.
Imagino entonces que se están dando "un tiempo" de respiro. Mientras que uno se va a descansar a uno de los cajones, el otro anda dándose una "cabezadita" al sol, tumbado en el tendedero de la terraza.

Algunas otros en cambio, aficionados a los viajes, prefieren la mochila de recambio de las actividades extra-escolares de mi hija; van de a dos pero algunas tardes uno se queda contemplando las palomas en el patio de su colegio y el otro decide volver a casa. Es más de rutinas que de aventuras.

No sé si "segundas vueltas nunca fueron buenas" es aplicable en términos universales. Pero yo no les niego esa oportunidad. Les dejo "su tiempo" y espacio, por si quieren regresar. 
Algunas noches me sonrío cuando entro a buscar algo a uno de los cuartos de casa, el que usamos de "trastero", y miro de reojo la caja plástica transparente donde acumulo a los desparejados.

¿ Quién sabe? A lo mejor un día dos de ellos deciden trepar por la ventana y se van a pasear de noche, tal vez puedan nacer nuevos amores calcetinados. O amoríos. Ellos sabrán.

jueves, 20 de marzo de 2014

Trece (13)

Mi número favorito



Hoy hace trece años que me casé. Perdí mi condición de soltera.Un gran cambio de estado "civil".

Hoy me di cuenta de que viví y jugué. Ni gané ni perdí. Fue una partida doble.
En la vida es fantástico compartir, para eso hay que hacer cosas de a dos. El resultado, en nuestro caso, tiene nombre y apellido. Fue una partida de juego fantástica.

Ella está entre nosotros. Y nosotros seguimos en la vida, cada cual viviendo su línea paralela.
Hoy brindé con un capuccino avellana (de máquina Vending) con una de mis amigas confidentes del trabajo, y las dos - separadas - nos miramos y dijimos: - ¿Volveríamos a repetir ese pasado? - La respuesta fue: - ¡Sí!-. El mismo día, a la misma hora.

Dimos varias caladas compartidas a un Marlboro light y nos volvimos cada cual al trabajo.
Ella, yo y muchas otras tantas personas separadas seguimos andando. Hacia adelante.
A veces  cuando me miro al espejo, en silencio, me digo: "Keep walking, peregrina".

miércoles, 19 de marzo de 2014

Efemérides

Día del Padre

Hoy me quedo muda en el viaje de ida al trabajo. No canto. Escucho las noticias, voy molesta. Apago la radio.
Pero justo en ese rincón perfecto donde confluyen sol y mar te doy mi regalo: Miro al cielo, y te tiro besos y te digo "Feliz día, viejo".

Sé, como supe desde aquel 10 de diciembre de 1990 que iniciaste ese viaje de ida, que hasta que nos reencontremos, estarás dentro de mí. O en mis ojos prolongados en el objetivo de la Nikon.

Te quiero papá.
Yo sigo mi vida adelante. Parece que "El cielo puede esperar".

lunes, 17 de marzo de 2014

Virginia

con acento americano por favor


Hace muchos pero muchos años - según me contó - un amigo recibió, en la ciudad de Rota, una carta por error;  dirigida a su nombre y  en su propio domicilio. Recuerda perfectamente el remite; no detallaba nombre, apellido ni ninguna otra seña de identidad, excepto las coordenadas. Jamás pudo olvidarlas, eran de Virginia.

Me lo contó entre copas, hace varias largas noches, una de ésas en las que nacen charlas que no son cosas de todos los días. Él estaba cómodamente semi-tumbado en uno de mis sofás, y me hablaba. Juntos rellenábamos, relajadamente, copas de un vino Rioja Reserva 2007 realmente delicioso que me habían obsequiado hacía meses. (Me apunto en la lista de mis pendientes, mientras me sonrojo, formalizar el agradecimiento).

Echando cuentas hacía más de siete meses que no nos veíamos, habiendo cambiado en medio, incluso, hasta de año. Esa noche fue de esos pocos momentos en los que, con previos e inesperados llamados telefónicos decidimos vernos, y él parece que en esas ocasiones encuentra el sitio y espacio para “confesarse”. 
Yo le escucho atenta, y en silencio le “absuelvo de todos sus pecados”. Desde que le conozco, hace más de un trienio, sus ojos a ratos transmiten una alegría guardada, custodiada por las cosas de la vida; y otras tantas asoma inesperadamente, destellando en sus pupilas. Es cuando me cuenta cosas. 
Son de esos momentos en los que pienso que esta vida es “una de cal y otra de arena”, porque también hemos compartido desayunos en los que el sabor del café pudo ser más agridulce que amargo, pero el terrón de azúcar morena fue de las sensaciones más deliciosas que puedes reservar entre los recuerdos de una mañana cualquiera. Siempre creí que la amistad es ese tiempo delimitado por ese espacio en los que dos seres humanos nos permitimos, y aceptamos, ser nosotros mismos.

Hablamos de las navidades recientes, de nuestros hijos, de los compromisos laborales, de las batallas luchadas contra el tiempo día a día. Y también de esos escasos instantes en que la vida parece que nos besa en la boca.

Esto fue, como ya he mencionado, hace varias largas noches pero aún recuerdo su mirada cuando me contaba una pequeña historia digna de mención. Y de pronto nos situaremos en la primera línea del texto, con acento americano por favor.
Todos tenemos sueños. Incumplidos. Hay quienes más, quienes menos. Uno de los míos es patinar y disfrutar como niña en la pista de patinaje sobre hielo a pie del Rockefeller Center en NY. Él hace años quería conocer Virginia. 
Lo concretó este invierno; me contó que viajó solo a Nueva York, caminó ida y vuelta unos cuantos días hasta quedar exhausto y con los pies doloridos, “descubrió” el metro y visitó los lugares más típicos - y algunos atípicos - con los que una ciudad tan espectacular puede hacernos gozar. Algunos lo hemos conseguido siendo fieles a “Sex in the city” o en películas donde Hollywood nos habló hasta en sus clásicos de blanco y negro, de los impedimentos de la vida para que se produjeran encuentros en lo alto de torres emblemáticas e impidiera destinos marcados “entre tú y yo” en un viaje en crucero.
Definitivamente Nueva York es una ciudad a las que hay que volver. Y de las que despierta sensaciones.

Me contó también que por casualidad conoció y robó unos cuantos besos a una americana de otro estado. Como es elegante sé que omitió decir la cantidad de orgasmos que compartieron. No me sorprendió que mencionara que después de dos días paseando por la ciudad decidiera acercarla a su ciudad, para seguir luego cada cual su rumbo por separado. Por supuesto que la llevó a Virginia. La despidió, y él siguió camino recto hacia “las coordenadas”. En la vida muchas veces hay poco que perder; quizás más por ganar. 
Llegó a destino. 
Se bajó del coche  y supongo que contempló desde varias perspectivas esa casa. No me dio detalles. Pronunció las coordenadas con tanta ilusión que hasta oralmente percibí sus comillas, las enfatizó en negrita y subrayados todos sus caracteres.
Imagino que no debe haber tomado ni una sola fotografía.  Siquiera con su teléfono móvil de penúltima generación. Eso es parte de lo que tienen los arquitectos, una manera diferente de ver el mundo. Dudo incluso de que haya realizado siquiera un esquema sobre un folio. ¿Quién lleva un block y un lápiz a un viaje de placer o puede encontrarlo en un coche alquilado? Solamente yo.
Yo sigo con mis sueños. Patinar, entre otros. Escribir el que más.

No sé por qué ni cómo nació mi sueño – que sé que cumpliré – de patinar en esas coordenadas de NY sobre hielo, cerrar los ojos, dar giros y disfrutar. No podría tampoco describir lo que sintió mi amigo. No sé si la casa era espectacular o más bien sencilla. Pero firmaría que “algo” especial él encontró para poder cerrar ese capítulo pendiente.
A lo mejor una simple carta que llega por error a tu casa determina sin querer, entre tu infancia o pre-adolescencia, tu futuro profesional.

Yo cuando le veo, de tanto en tanto, veo cómo sus manos dibujan sobre un papel o una servilleta y elucubra ideas y las concreta en esquemas. Yo siento que es magia cuando mis dedos se desplazan sobre el teclado y me permiten homenajear las charlas de mis amigos, y me siento feliz de regalarles compañía mutua, y de que a mi lado, a veces encuentren tiempo y espacio para alimentarme con sus historias.
De esa manera no tengo que pedir vidas. Ellos me las otorgan.

N del A: Dedicado a Auster, neoyorkino y uno de mis escritores favoritos. "Algo sucede y desde el instante en que sucede, nada puede volver a ser lo mismo".

miércoles, 5 de marzo de 2014

Vuelta al tajo,



o al volver de él.

Llevo meses poco fértiles. No encuentro el momento, las ganas o el soporte - claro, mi última excusa y la más original como vosotros, perfectamente comprenderán es que llevo mucho tiempo sin ordenador - para poder escribir.

No tengo reuma pero las manos tiran, se resisten y el dolor crece en el pecho. La resistencia a sentir, a expresar. A decir.

Ayer delante de unos cuantos ojos observadores creí escuchar que en silencio pero a gritos me querían decir: "¡Basta!". Y entonces ... empecé otra vez. Una más, como alguna vez prometí. Te prometí, por ser mi lector. Porque prometerte a ti es mucho más poderoso que a mí misma. Se produce la magia de que da frutos un árbol estéril.

Creo que la musa fue ese atardecer, para mí un amanecer; y porque recordé la mirada de alguien que en ese mismo sitio, hace meses, desde esa misma alcazaba a la salida del trabajo dijo: ¡Qué maravilloso estar vivo para poder apreciar estas cosas!, ¿no crees?

Precisamente yo no sentí esa sensación ese día, tampoco ayer al ver caer el sol. Pero me siento viva cuando articulo cada palabra, y sé que por arte de magia en unos segundos nomás, o cuando sea el momento preciso, puede llegar a ti. Quizás para hacerte despertar de algún letargo. 



N del A: Dedicado a los cuatro mosqueteros de la mesa del almuerzo de hoy.